Esta semana disfrutaremos con una nueva reseña de Dani A. Díaz quien, para esta ocasión, nos comenta la novela histórica Iwo Jima, de Mickey Russell. ¿Las has leído?
IWO JIMA, de Mickey Russell
Reseña de Dani A. Díaz
IWO JIMA: UNA BATALLA MÍTICA
Sin duda alguna, una de las batallas más famosas y sangrientas de la Segunda Guerra Mundial fue la de Iwo Jima. Una isla volcánica de unos veinte kilómetros cuadrados que fue disputada por americanos y japoneses durante cruentos combates, de febrero a marzo de 1945.
Se trataba de la primera batalla entablada en suelo patrio japonés (hasta el momento se había practicado la reconquista de territorios ocupados previamente por los nipones), y la fiera resistencia que ofrecieron hasta el último hombre, influyó en la decisión de la bomba atómica.
Con los países del Eje en estado agónico, la razón que empujó a los estadounidenses para emprender la conquista de la isla fue estratégica: sus dos aeródromos ya construidos (y un tercero con las obras comenzadas) permitirían despegar a las fortalezas volantes B-29 que bombardeaban Japón acortando en gran cantidad los kilómetros a recorrer. Además, servirían como lugar de aterrizaje de emergencia ante averías o reparaciones.
Las previsiones apuntaban a una semana de combates, pero los marines tropezaron con una defensa feroz, fanática, inusitada, de tal modo que la lucha se prolongó más de un mes.
Para analizar este episodio épico nada mejor que zambullirse en el ejemplar que le dedica una editorial especializada en el tema, San Martín, a través de su colección “Historia del Siglo de la Violencia”.
Se trata de librillos de unas ciento sesenta páginas, con abundante material fotográfico, y firmados por auténticos expertos en la materia.
Para la presente ocasión contamos con la prosa rigurosa, ecuánime y poderosa de MICKEY RUSSELL, historiador nacido en Nueva Orleans.
Los japoneses se defienden
Los japoneses, sabedores del inminente ataque y ya desprovistos de la protección de su flota (tras el desastre del golfo de Leyte), se dedicaron a tejer un entramado de posiciones defensivas ocultas, aprovechando la orografía del lugar (un amasijo de grietas, cuevas, barrancos, canteras, oquedades…).
Sabiamente dirigidos por el teniente general Kuribayashi organizaron una trampa mortal: dejar abiertas las playas de desembarco para, una vez aglomeradas las tropas invasoras, proceder a un bombardeo sistemático desde todos los puntos del interior.
Estrategia lejos de la arena
Los marines, a pesar del devastador fuego naval preparatorio, cayeron en la red, pues no encontraron oposición en las arenas, pero en cuanto avanzaron unas decenas de metros en el interior vivieron una despiadada carnicería.
Para desalojar a las tropas niponas de sus escondites y refugios se tuvo que recurrir al constante empleo de equipos de demolición, lanzallamas, tanques de apoyo, cifrándose las victorias de cada jornada en la ganancia de unas yardas.
Dos titanes frente a frente: tenacidad y honor
Dos titanes frente a frente: la tenacidad americana frente al honor oriental. Los atacantes desoyeron las crecientes cifras de bajas (que ocasionaron las críticas de la población civil y algunos periódicos), mientras que los defensores preferían la muerte a caer prisioneros.
Ese choque de colosos provocó millares de muertos, fiereza nunca vista, profusión de medallas al valor y la fatiga del combate en numerosos valientes.
Cae Suribachi
El primer bastión en caer fue el monte Suribachi lo que propició una de las fotografías más icónicas de toda la guerra: un puñado de marines clavando la bandera de barras y estrellas en lo alto del peñón.
Para lograr la ocupación total de la isla y la rendición de la guarnición local se vivió un sanguinario y cruel vía crucis con jalones que se hicieron tristemente famosos por la cantidad de bajas que ocasionaron:
- la meseta de Motoyama,
- la cota 362,
- Nishi,
- la Verruga del Pavo,
- cabo Kitano…
Metro a metro, roca a roca, cada paso se convirtió en una trampa mortal en medio de un paisaje apocalíptico de cráteres, cuevas y cadáveres de soldados.
Más de 40.000 bajas
Cuando se completó la conquista se totalizaron más de cuarenta mil bajas entre ambos bandos, lo que da idea del grado de fanatismo, coraje y tesón con el que se combatió.
No se pudieron encontrar los restos de Kuribayashi aunque se sospecha que cumplió el ritual del harakiri y se le enterró en secreto.
Muchos japoneses decidieron no rendirse y permanecieron escondidos hasta el final de la contienda, destacando el caso de unos defensores que se entregaron… ¡En 1951!
Rigor histórico y sentimientos
El autor estructura de manera adecuada el texto: antecedentes, preparativos, el día-D, oficiales al mando, organigrama de las tropas, desarrollo, conclusiones.
Sabe ofrecer todos los datos respondiendo a criterios de rigor histórico y, a un tiempo, logra sacudir las entrañas del lector, convirtiéndolo en un combatiente de primera línea con sus miedos, angustias, tensión, parálisis y temeridad.
Un volumen muy adecuado para todo aquel que desee asomarse a una de las batallas más dramáticas de la Historia.
Para complementar el conocimiento de esta epopeya, recomiendo las dos películas que dirigió Clint Eastwood: “Banderas de nuestros padres” (perspectiva americana) y “Cartas desde Iwo Jima” (perspectiva japonesa).
Como anécdota, no podemos poner el punto final a la reseña sin alabar uno de los juguetes preferidos por la generación de niños de los 70: los sobres Montaplex de soldaditos.
Uno de ellos, “Iwo Jima”, permitió familiarizarse desde crío con un nombre exótico, sonoro y que merece figurar por siempre en la historia de la humanidad.
Clint Eastwood: Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima
“Llegará un día en que llorarán y rezarán por sus almas”
El autor
William M. “Mickey” Russell (1942 – 2020) nació en el canal irlandés y se crió en las parroquias de Orleans y Jefferson. Se graduó de la escuela secundaria De La Salle en 1961.
Sirvió en las Reservas del Cuerpo de Marines de EE. UU. y estaba muy orgulloso de sus dos giras en Vietnam, a partir de 1963.
Se graduó de la Universidad Southeastern Louisiana con una licenciatura y una maestría en historia.
Fue un aficionado a la historia de toda la vida con un interés particular en la historia de la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Su historia de la Batalla de Iwo Jima fue publicada por Ballentine Books en 1975.