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Javier García y John Haines en el Bibliotren

Javier García nos habla de John Haines y de Las estrellas, la nieve, el fuego

«Una vida así quizá ya no sea posible. Por eso es una suerte que un escritor con la excepcional mirada y la elocuencia poética de John Haines la haya vivido y, mejor aún, la haya compartido».

NEW YORK TIMES BOOK REVIEW

Este martes, día 7 de mayo, en el #Bibliotren, a las 13:30 horas, viajaremos hasta Alaska para conocer su naturaleza, la vida salvaje, los pros y los contras, de la mano de Javier García, editor del libro de John Haines, Las estrellas, la nieve, el fuego.

*Traducción de Clara Ministral

Sinopsis

En 1947, John Haines (1924-2011) se instala en una cabaña aislada cerca de Richardson, en Alaska, donde permaneció durante más de veinte años llevando una existencia áspera y solitaria. En este libro, publicado en 1977, relata su experiencia, en primera persona: «Aquellos días en el campo, aquellas caminatas con los perros sobre la nieve y la hierba, las largas jornadas de caza, la matanza de los animales y todo lo demás formaban parte de la experiencia más profunda del ser humano en este planeta».

Su condición de poeta tal vez justifique la forma tan vívida en la que están escritas estas memorias. Sin embargo, aunque hay espacio para la reflexión y cierta dosis de melancolía, Haines se centra en capturar la esencia de lo que es vivir aislado en el corazón de la Alaska más salvaje. Los dieciocho textos incluidos en el libro componen un mosaico no solo de la existencia áspera y solitaria que pasó y vivió como cazador sino también de las historia de otros hombres que encuentra en su camino.

Según New York Newsday, «si Alaska no hubiera existido, Haines podría haberla inventado».

«Aquellos días en el campo, aquellas caminatas con los perros sobre la nieve y la hierba, las largas jornadas de caza, la matanza de los animales y todo lo demás formaban parte de la experiencia más profunda del ser humano en este planeta». John Haines

Aunque a lo largo del libro se permita cierto espacio para la reflexión y cierta dosis de melancolía, Haines se centra en capturar la esencia de lo que es vivir aislado en el corazón de la Alaska más salvaje. Y por ello mismo, la crudeza en la descripción de algunas escenas de caza le granjeó las críticas de algunos lectores. Sin embargo, él mismo escribe: «No soy capaz de cazar y matar sin pensar ni sentir, y es posible que el acto de matar me esté hiriendo también a mí, con heridas leves pero mortales».

La increíble historia de un cazador moderno, un himno a la vida salvaje y un clásico de la literatura del Norte.

El autor

John Haines, poeta, ensayista y profesor, nació en 1924 en Norfolk (Virginia). Tras estudiar pintura en Washington D. C. y Nueva York, entre 1954 y 1969 vivió en una propiedad al sureste de Fairbanks (Alaska). Como poeta de reconocido prestigio, es autor de más de una decena de libros de poesía, así como de varios ensayos y un libro de memorias, Las estrellas, la nieve, el fuego, publicado por primera vez en 1977 y convertido en un clásico de la literatura del Norte. En 1997 recibió el premio que concede anualmente la Academia de Poetas Estadounidenses. Haines falleció en Fairbanks en 2011.

 

Fragmento del libro

«La influencia física del paisaje tenía su equivalente dentro de mí. Los senderos que recorría no sólo me conducían hacia colinas y ciénagas, sino también hacia mi interior. A partir del estudio de lo que descubría andando, la lectura y mis pensamientos, llegué a una especie de exploración compartida de mí mismo y de la tierra. Al cabo de un tiempo, ambas cosas se identificaron en mi mente. Con creciente fuerza de algo esencial que se crea a sí mismo a partir de un sustrato ancestral, me vi frente a un apasionado y firme anhelo interior: abandonar para siempre el pensamiento y todas las dificultades que comporta, todas menos los deseos más inmediatos, más directos e inquisitivos. Tomar la senda y no mirar atrás; a pie, en raquetas de nieve o en trineo, hacia las colinas estivales y sus tardías sombras heladas. Una hoguera en el horizonte, un rastro de nieve, mostrarán donde había ido. Dejad que el resto de la humanidad me encuentre si puede».

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