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Lea Vélez en el Bibliotren

Comenzamos febrero y, este martes, día 6, en el Bibliotren de la RPA, a las 13:30 horas, disfrutaremos hablando de un libro especial La olivetti, la espía y el loro, y para ello entrevistaremos a su autora: Lea Vélez.

La Olivetti, la espía y el loro, que la autora empieza a concebir al encontrar en una mudanza cientos de cintas magnetofónicas que contienen las grabaciones en bruto del gran programa que fue Encuentros con las letras, dirigido por su padre, Carlos Vélez, de 1976 a 1982.

Construido este libro como una primorosa composición de patchwork en el que se intercalan transcripciones de entrevistas a Cortázar, Borges, Onetti, Cela, Roig, Sontag, Duras o Italo Calvino, entre muchos otros, reflexiones biográficas de la autora sobre el nacimiento de su vocación y conversaciones golosas con su madre, María Luisa Martín, es milagroso que el lector no se pierda; pero no, tiene Lea Vélez la disciplina de quien ha sido guionista y mantiene la tensión hasta el final, un final que coincide con las rastreras maniobras de baja política que arrebataron el programa a un señor que habiendo salido de familia y cultura falangistas creó el primer espacio de verdadera pluralidad cultural en la televisión pública.

Lea Vélez reivindica a su padre. Cuenta con detalle las malas artes con las que fue apartado de un espacio televisivo que sin duda certificó el renacido interés por la cultura en España. “Encuentros con las letras” se veía mucho. Cierto es que no había más que dos cadenas, pero también que se vivía por aquel tiempo, y así yo lo observaba en mis padres, una necesidad activa por escuchar a aquellos protagonistas de la cultura que se expresaban en un idioma que no parecía el mismo, por cuanto rezumaba libertad de pensamiento, y una veneración hacia el poeta, el pensador o el político regresado del exilio. Pero más allá de una relación nutrida de personajes que son entrevistados y se expresan con una hondura que ha sido desterrada del espacio público, encontramos lo que para mí es más curioso, por lo ajeno, ya digo, a mi propia biografía: el testimonio de quien ha crecido en una familia de intelectuales. La niña Lea se sentaba bajo la mesa de la cocina mientras su madre transcribía a máquina las entrevistas para luego hacer notas de prensa que enviar a los periódicos. Y ahora, en este libro, es la hija quien pone la grabadora delante de la madre para convertirla al fin en protagonista y que cuente cómo lo vivió todo. María Luisa, una mujer con una fuerza narradora desbordante, describe con exactitud y mucha gracia cómo su marido y ella formaban equipo, cómo eran matrimonio y compañeros, colegas, leales y cómplices. La madre cocinaba, la madre conducía a los niños al colegio y al padre al trabajo, la madre escribía en la Olivetti, la madre emitía partes de prensa; la madre, ahora, es la memoria de la casa y retrata con finura aquella época tan rica en contradicciones como para que un hombre, considerado de izquierdas por la derecha y de derechas por la izquierda, tuviera la osadía de crear un espacio de libre debate a la vista de cualquiera. No fueron pocos los problemas con la censura, de eso podrían hablar Savater, Dragó o Arrabal, que protagonizaron algunos de aquellos capítulos, pero todos participaban del convencimiento de que cuanto más abiertamente se hablara, de política, de sexo, de comunismo o del proceso creativo, mejor.

Hace tres años, el día en que la escritora iba a presentar su novela, El jardín de la memoria, el padre le confesó a la esposa que no se sentía bien, que no iría al acto. Desde la cama le dijo, “no te vayas sin decirme adiós”. Fueron sus últimas palabras. Su hija las recuerda en este libro que es, ante todo, un acto de amor.

La autora

Lea Vélez nació en Madrid, en 1970 al cobijo de una familia fanática de la literatura. Tras estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, se licenció en periodismo en 1994. Pronto se dio cuenta de que además de escribir, le apasionaba el cine, así que decidió convertirse en guionista de ficción. Su tercera pasión es y ha sido siempre la música. Mientras recorría los pubs irlandeses del barrio Madrileño de Malasaña versionando a Dylan o Fleetwood Mac, terminaba su diplomatura en guion en la ECAM (Escuela de cinematografía y del Audiovisual de Madrid).

En 1996 recibió el segundo premio Terra-Antena 3 al mejor guion de largometraje por Como Las Olas -su primer guion de cine- y tras graduarse, comenzó a escribir, principalmente, para televisión. Hoy, las teclas de su ordenador cargan ya con más de seiscientas horas de ficción televisiva -sobre todo series diarias- entre las que se encuentran los éxitos de audiencia: La verdad de Laura o Luna Negra.

En 2004 se editó su primera novela, El desván (Ed. Plaza y Janés), escrita en colaboración con su amiga y co-guionista, Susana Prieto, de la que se publicaron seis ediciones. En 2006 repitió la experiencia de escribir a cuatro manos con su segunda novela, La esfera de Ababol (Ed. Planeta), una historia de aventuras, duelos y fervor por las palabras ambientada en los albores del siglo XIX. En 2008 escribió, también con Susana Prieto la obra teatral Tiza, divertida sátira de la educación, que fue galardonada en 2009 con el Premio de Teatro Agustín González. Sus dos novelas publicadas se han traducido al portugués.

Lea Vélez tiene fuertes lazos con Inglaterra que le hacen pasar largas temporadas en la ciudad de Brighton, donde encuentra inspiración junto al mar y buenos amigos con los que tocar su música en directo. Desde 2011 compone sus propios temas.

En 2014 ha publicado La cirujana de Palma en Ediciones B y El jardín de la memoria en Galaxia Gutenberg.

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