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Descansar en la ficción de José Luis Díaz

Descansar en la ficción, de José Luis Díaz Caballero

Descansar en la ficción

(Homenaje a Javier Marías)

Acertaba Javier Marías al decir que no hay circunstancia, personaje o hecho histórico que no sea irrefutable. La vida es tal porque acepta matices, porque nace y evoluciona a través de todas las miradas.

Javier MaríasDudaba, y con razón, José Saramago, de la existencia del color y de las formas que recortan la oscuridad, preguntándose si no era más cierta la visión blanquinegra de un perro que la suya propia.

También dudó Dámaso Alonso de la existencia de Dios muy al final de su vida, afirmando: «Yo creo exactamente que el alma muere cuando muere el cuerpo, pero enorme me ocurre una tristeza de esa horrible verdad».

Reconocer el poder de lo ambiguo y destriparlo para construir una ambigüedad mayor, no supone renunciar a lo cierto, si es que lo cierto existe, sino un ejercicio de supervivencia.

Los escritores sobreviven (sobrevivimos) escribiendo, y Javier Marías, el más excelso de quienes practicaron la supervivencia, supo que, en la ficción, que es irrefutable, porque en ella nada existe, salvo la verdad de lo incierto, podía sobrevivir, podía descansar, podía concebir el desgaste de sus días sabiendo que todas las respuestas eran fútiles y al mismo tiempo indispensables.

La poderosa imagen de Javier Marías se asocia con la soledad de quien es servidor de la duda. Y su retrato, a veces gris, a veces imponente, junto a su extensa biblioteca, y acompañado siempre de aquella máquina de escribir que imprimió sonoridad a todos sus textos, es el de alguien que vivió leyendo, que comprendió y creyó en la grisura del mundo, que deshizo lo comprendido para entregarnos sus incógnitas.

No es fácil enfrentarse a una civilización binaria sabiéndose criado de tantas incertidumbres, y menos aún aislarse en ellas como hizo Montaigne cuando agotado su vida y quiso regalarnos su memoria.

Javier Marías descansó en la ficción, porque solo a través de ella pudo acercarse a lo cierto, y porque en sus asideros pervive ese extraño sentimiento de lo que no existe y, sin embargo, nos mantiene con vida.

José Luis Díaz Caballero, abogado y escritor

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