En esta crónica, César Mundaca nos descubre cuáles han sido sus «descubrimientos» en 2022, en el campo de la lectura. ¿Nos acompañas?

DESCUBRIMIENTOS

Por César Mundaca

No asisto a esta tribuna para revelar mis sonrosadas caídas del bravío caballo de la vida y lo mucho o poco que haya aprendido. Tampoco vengo a conjugar el verbo soltar (en sentido emocional): yo suelto, tú sueltas, él suelta, el ser humano se vuelve a enganchar con otro ser humano, sufre, vosotros se desbarrancan, etc. Menos será para enrostrarles mi lista de autores favoritos de 2022. Todo ello fatiga tanto la mente como la visión. Además, ¿a quién carajos le importa?

Solo quiero compartir con ustedes, si no causo bostezo alguno, mis últimos descubrimientos librescos. Hablo de la corajuda narrativa del Yo acuso, de Balzac; la deliciosa escritura ecléctica de Osvaldo Soriano en Rebeldes, soñadores y fugitivos; y el levantamiento del velo familiar realizado, sin ambigüedades lingüísticas, por Laurence Debray, en Hija de revolucionarios.

Asimismo, los acertados ensayos de Gabriel Zaid sobre el mundillo literario actual, Belinda Palacios y su Niña gordita; novela denunciante de la Lima plástica e ignorante, y La presidencia imperial, del historiador mexicano Enrique Krauze. Cabe destacar la frescura emanada de Pensar diferente, texto filosófico del inquieto Adam Ferner.

Evitaré cerrar estos párrafos recomendando la lectura de cada uno de los libros mencionados. Al contrario, lean lo que les canta el culo, en donde quieran, a la hora menos pensada y, sobre todo, dejen, por favor, leer a sus semejantes. El hábito de acariciar las palabras con la mirada siempre será sinónimo de aliviadora libertad. Téngalo presente.