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HACE VEINTE AÑOS II de César Mundaca

Hace 20 años segunda parte

«Hace veinte años», segunda parte, es la continuación del texto que inició este espacio mensual denominado como Insolencias, en el que César Mundaca nos irá aportando su propia visión.

HACE VEINTE AÑOS (II)…

Por César Mundaca

 

el-tunel-edicion-conmemorativa_ernesto-sabato“Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros”, dijo alguna vez Kafka. O al menos esa es una portentosa frase que se le atribuye. Esa hacha que rompió mi mar helado fue El túnel, de Sábato. Me destazó desde el pitazo inicial con esa noqueadora frase de bienvenida a sus lectores: “…en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío”. Espléndido. Sencillamente, espléndido.

Las consecuencias de haberme sumergido, con intensa delectación, fue el padecimiento de una especie de trance, alucinación, atontamiento o como ustedes prefieran llamarle. Yo creí encarnar, en la vida escolar, al personal principal de la novela. Es decir, el obsesivo pintor Juan Pablo Castel. Sin embargo, la anomalía no terminó allí. Busqué, con disimulo, entre todas las muchachas de las secciones, a una que, en cierta medida, se asemejara a la codiciada María Iribarne Hunter. O sea, a la víctima de Castel.

Este extraño experimento devino, como no podría ser de otra manera, en un palmario fracaso. En el ámbito académico, pues, obtuve un resonante dieciséis sobre veinte. No puedo quejarme. Mejoró mi promedio. Luego de ello, migré hacia otras novelas de distintos géneros, cuentos cortos latinoamericanos y, en años más recientes, a la poesía y el ensayo.

Esta fabulosa experiencia juvenil me permite, creo yo, reivindicar la necesaria libertad de leer. Y abogar, decididamente, por la eliminación del inflexible dirigismo de los planes de lectura en las escuelas. Dejad que los jóvenes se acerquen a la prosa.

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