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Centella de James Oliver Curwood

Centella de Curwood-reseña-Dani

Esta semana nos sumergiremos con Dani en una nueva reseña literaria. En esta ocasión nos habla de Centella, de James Oliver Curwood. ¿La conoces?

Centella, de James Oliver Curwood

Reseña de Dani A. Díaz

LA NATURALEZA SALVAJE

Mira que intento contenerme, vencer la tentación, pero el impulso es irrefrenable: cada dos o tres meses… ¡Novela de Curwood entre pecho y espalda!

Bendito el día en que lo descubrí, por puro azar, en una feria del libro en Alcalá de Henares.

Ha cambiado mi vida literaria de forma maravillosa. Porque tras devorar once de sus creaciones (y ninguna bajar del sobresaliente), ya puedo afirmar, sin ningún género de duda, que forma parte de mi top-ten particular.

Amén de su calidad como escritor, Curwood se convirtió en un destacado conservacionista, un enamorado de la Madre Naturaleza, hasta el punto de que pasaba largas temporadas aislado en una cabaña entre los bosques para componer sus relatos.

Fruto de estas soledades nacen hermosas obras como El oso (uno de mis libros de cabecera) o CENTELLA, la que hoy analizamos.

El protagonista es un lobo con una pequeña parte de sangre de perro (un gran danés, Scaguen, fue su antepasado).

Resulta imposible no evocar dos grandes títulos con la firma de Jack London: Colmillo blanco y La llamada de lo salvaje.

No debe sorprendernos lo más mínimo, pues ambos autores son coetáneos, y Curwood siempre confesó la admiración que sentía por su “maestro”.

Canadá…

En el inmenso Canadá, próximo a la zona ártica, tiene lugar la trepidante lucha por la vida que se convierte en el verdadero leitmotiv de la narración.

Unos enfrentamientos crueles, desesperados y sangrientos entre las diferentes especies para sobrevivir en un territorio inhóspito y terrible.

Prácticamente cada capítulo ofrece un momento cumbre, una secuencia que queda grabada a fuego en el alma del lector.

  • El combate a muerte por la supremacía de la manada que enfrenta a nuestro héroe con Baloo.
  • El ataque al rebaño de toros lanudos comandados por Yapao (que se defienden en círculo recordando a las caravanas en el Far West). El duelo entre dos búhos, Wapino y Nista.
  • La lucha desesperada en la estrechez de un igloo con Wapusk, el oso polar.
  • Y esa jornada mítica y legendaria en la que cientos de lobos son conducidos, mediante un cebo de renos, a un estrecho valle para ser abatidos por los cazadores, y estos acaban siendo puestos en fuga por la desesperación, hambruna y voracidad de los cánidos.

Punto culiminante

La asfixia, angustia y zozobra tiene su punto culminante en el planteamiento de una escena que, lo confieso sin rubor, me hizo ponerme en pie y aplaudir el talento del amigo Curwood.

«Tras una monstruosa inundación Centella y su pareja (la perra escocesa Firefly) logran guarecerse en un montón de troncos que forman una isla en un caudaloso río. Entre las ramas descubren un peligroso rival: el lince Pisew.

Para redondear la tensión una canoa tripulada por el cazador Gastón Rouget, su mujer y su hijita, huye de los temibles rápidos, choca con la isla arbórea y cuando comprueban qué inquilinos les rodean el padre de familia acaricia su cuchillo y piensa que su familia no pasará hambre»

¡¡¿¿Cabe mayor suspense??!! 😬

Para apaciguar los abundantes momentos de lucha y supervivencia también hay tiempo para

  • el cortejo (y nos acordamos de esos estupendos reportajes de Félix Rodríguez de la Fuente)
  • la amistad (el fiel camarada Mistic)
  • la lealtad al amo (esas visitas de Firefly al túmulo donde descansan los restos de un marino escocés)
  • y la búsqueda del calor humano (a través de ese atavismo heredado de su viejo antecesor)

Por supuesto, no faltan los personajes bípedos atractivos:

  • Bronson, “El Esquimal Blanco”
  • el cazador Olee John o los miembros de la Policía Montada
  • Francisco Pelletier y Sandy O’Connor

En 175 páginas…

Todo ello en ciento setenta y cinco páginas que se devoran a dentellada limpia, mordiendo, rasgando y engullendo.

Un ritmo narrativo envidiable más una prosa cautivante, fluida y evocadora atrapan sin remedio y sacuden al lector con un torrente de emociones a flor de piel.

Llegamos a sentirnos verdaderos lobos olisqueando, comprobando huellas, escuchando sonidos apenas audibles, siguiendo las llamadas del instinto o dejándonos embriagar por los espectáculos de las auroras boreales sin olvidar, por supuesto, los aullidos a la luna majestuosa que se alza imponente sobre los amplios horizontes.

Cualquier detalle que añada a la reseña le haría flaco favor en lugar de engrandecer una obra que merece rescatarse y ser saboreada por legiones de amantes de la literatura a los que garantizo bocados exquisitos.

¡¡Gracias, maestro Curwood, por estos hermosos regalos que me concedes!!

 

El autor – James Oliver Curwood

James Oliver Curwood

Es uno de los escritores más populares de Estados Unidos de la década de 1920.

En 1909 había ahorrado suficiente dinero para viajar a Canadá del noroeste donde comenzó a escribir novelas de aventuras sobre la región y se convirtió en un ferviente defensor de la naturaleza.

El éxito de sus novelas le dio la oportunidad para volver a Yukón y Alaska durante varios meses cada año que le permitieron escribir más de treinta libros de este tipo.

Como amigo de los animales, Curwood no se limita a observar a las bestias como lo haría un naturalista, sino que conoce las costumbres y se complace en definir su inteligencia y en adivinar un sentido en su destino.

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