Esta semana disfrutaremos con la reseña de la obra Mujeres, de Charles Bukowski. ¿La conoces?
Mujeres, de Charles Bukowski
Reseña de Dani A. Díaz
BUKOWSKI: BORRACHÍN, CACHONDO, POETA
(Dedicado a mi amigo Marcos quien me lo descubrió)
Ya había disfrutado dos obras del peculiar escritor americano, Cartero y Factótum, y el cuerpo me pedía a gritos una tercera.
Mujeres…
En MUJERES el amigo Charles nos mete de lleno en su particular universo de frenesí sexual cuando, tras cumplir los 50, comienza a tener reconocimiento, su nombre suena por todo el país y lo llaman de continuo para lecturas públicas de sus poemas.
Esa fama relativa despierta el interés de mujeres de toda edad, raza y condición. Estas le telefonean, escriben cartas, le visitan directamente e incluso llegan a viajar de costa a costa para compartir una velada “romántica”.
Con alter ego
Aunque el relato es cien por cien autobiográfico, el autor se vale de un alter ego Henry Chinaski para describir esos encuentros.
Momentos como los preparativos de la cita, la recogida en aeropuertos, las firmas de ejemplares, las entrevistas con el auditorio…
Pero también la mesa para dos en restaurantes, las bacanales en grupo, las cervezas y los vinos, las pastillas estimulantes o los preliminares y el sexo explícito por doquier.
Comienza el drama
Aunque la superficie solo ofrece relatos divertidos, ritmo de road-movie y momentazos erótico-festivos, se esconde el drama desnudo del ser humano en su soledad.
Aparece el Bukowski filósofo y reflexivo que intenta encontrar respuesta a las preguntas eternas; que se plantea el devenir de la sociedad; que considera su actitud como una revancha de su triste niñez y adolescencia, o que llega a llorar por el dolor de una ruptura o separación.
Lenguaje
El lenguaje seco, duro, directo al mentón se alterna con instantes de un lirismo inesperado: “tus ojos son salvajes, enloquecidos, como los de un animal escapando de un bosque incendiado”, “oí un largo y demencial aullido, como el de una loba en mitad del hielo ártico, herida y abandonada para morir sola”.
Por supuesto, no faltan las consabidas visitas a licorerías, combates de boxeo e hipódromos. Una excursión a un bosque resulta especialmente descacharrante cuando nuestro antihéroe se pierde e imagina los titulares en prensa.
Compartiendo hotel…
Merece interés el capítulo en el que se sorprende compartiendo hotel con Burroughs, otro escritor coetáneo, ambos sienten cierta curiosidad por conocerse y, sin embargo, no hacen nada por propiciar el acercamiento.
La vorágine de citas amorosas (entre una y otra todavía saca tiempo para una tercera repentina e improvisada) parece alcanzar su fin cuando se da cuenta de que ha aparecido en su vida una chica buena que lo quiere, lo valora y siente algo más profundo por él.
El hombre de los trescientos días de resaca hace mutis con un gesto tierno que pone punto y seguido (¿o quizás final?) a una espiral de francachelas increíbles.
En resumen
En definitiva, un libro que se disfruta casi del tirón, que hace brotar las más de las veces una sonrisa, pero que escarbando se percibe el alma de un poeta genial e incomparable.
¡Gracias, maestro!
Sinopsis
«Hay en mí algo descontrolado, pienso demasiado en el sexo. Cuando veo a una mujer la imagino siempre en la cama conmigo. Es una manera interesante de matar el tiempo en los aeropuertos».
En Mujeres, una de las más aclamadas novelas de Bukowski, su alter ego Henry Chinaski, el «viejo indecente», un perdedor nato, se encuentra a los cincuenta años con una creciente reputación literaria, algún dinero en el banco y mujeres: montañas de mujeres. Se le ofrecen en los recitales de poesía, le escriben cartas procaces, le telefonean sin cesar.
Y Chinaski las quiere todas, quiere desquitarse de sus largos años de forzadas abstinencias. Y, a la vez, este gigantesco maratón sexual es un proceso de aprendizaje, de conocimiento, en el que Bukowski no escatima sarcásticas observaciones sobre sí mismo, y en el que en el machismo de textos anteriores queda seriamente erosionado.
Todo ello unido a incontables borracheras: el alcohol en tanto que mecanismo que le permite seguir viviendo, a la par que le destruye. Bukowski parece sugerir que las alternativas, es decir, una carrera más respetable, literaria o la que fuere son aún más deshumanizadas.
El autor
Charles Bukowski (1920-1994), perteneciente a la denominada generación beat, fue uno de los autores más influyentes, así como el último escritor «maldito» de la literatura norteamericana del siglo XX gracias a su estilo personal, transgresor y cargado de sentimientos en estado puro.
Bukowski estudió Periodismo sin llegar a terminar sus estudios. Fue después de sufrir un colapso debido a una úlcera sangrante que comenzó a escribir poesía. La mayor parte de esta época (años 50) fue descrita por Bukowski en varios de sus relatos autobiográficos.
Durante la década de los 60, Bukowski comenzó a publicar sus escritos en revistas como The Outsider y a colaborar para medios independientes como Open City o Los Ángeles Free Press.
En 1969 publicó su primera obra, Cartero; a esta novela la seguirían otras tan famosas como Factótum, Hollywood o Pulp.
También destacan en su haber numerosas antologías como La máquina de follar o Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, además de las recopilaciones de sus artículos en prensa como Lo que más me gusta es rascarme los sobacos.
La obra de Bukowski no solo influyó en Estados Unidos, sino también en el resto del mundo ya que se tradujo a más de doce idiomas.
Su vida inspiró la película «Ordinaria locura» y también «Barfly», cuyo guion fue escrito por el propio autor.
Datos libro
Mujeres
Charles Bukowski
Anagrama
Narrativa
344 páginas
Año 2006
P.V.P.: 9,9 €
